jueves, 23 de julio de 2009

Procesos culturales y de comunicación en espacios públicos.

Hallazgos:

El otro día exploramos la iglesia, la plaza del pueblo y el museo de arte de El Salvador. Y encontramos que los espacios públicos son el escenario donde se construye la cultura. Hay cosas que se dan por entendido como parte de un común acuerdo, objetos con significados propios de cada lugar, formas de comunicación que varían según el lugar y cosas que adquieren relevancia por el simple hecho de estar en determinado espacio.

El altar con la cruz de la iglesia, la banca de la plaza y la iluminación del museo son elementos de suma importancia para cada lugar. La cruz es el símbolo de Dios, la banca una invitación a descansar y la iluminación el complemento de la obra. Y todas son cosas que se dan por entendido con el sólo hecho de estar en el lugar.

Tanto en la iglesia como en el museo se da por entendido que se debe respetar el silencio, apreciar el espacio, aprovechar la oportunidad de meditar y tomarse el tiempo de admirar lo que merece ser admirado y venerar lo que debe ser venerado.
Y aunque hablar fuerte no es aceptado, saludar a un extraño sí, pues es obvio que con el sólo hecho de estar en el museo o la iglesia algo se tiene en común.
Sin embargo una gran diferencia entre ambos lugares se ve reflejada en la vestimenta. Ya que el museo por ser un lugar que acepta la diversidad de pensamientos e ideas no se limita a lo “socialmente aceptado”, como es el caso de la iglesia.

Es decir que cada lugar tiene su propio sistema de símbolos y su propio lenguaje de significados. Hay actividades por ejemplo, que deben darse por el sólo hecho de estar en la iglesia, como son rezar, meditar, orar, pedir perdón, ofrecer limosna, venerar, admirar y desear el bien. Así también existen formas de comunicación propias de una plaza, como los saludos a gritos, las carcajadas y la eufórica comunicación no verbal.
Y por supuesto que en cada lugar hay objetos que son protagónicos. Como el sacerdote de la iglesia que siempre es admirado, la placa con el nombre del autor de una obra que siempre es respetado y la naturaleza de las plazas que inspira contemplación.

En otras palabras, cada lugar, cada espacio; es un símbolo de comunicación y cultura.

Hagamos entonces una reflexión: ¿Qué nos dicen los espacios públicos de la sociedad salvadoreña?

Primero que somos una sociedad conservadora, que la mayoría del tiempo está acostumbrada a seguir las reglas tradicionales impuestas en cada lugar. Si usar falda corta para ir a misa es una falta de respeto a la religión y a Dios, pues entonces nadie lo hace.

Segundo, que somos personas curiosas. Explorar detrás de la línea perimetral del museo para ver mejor una obra o iniciar una conversación con un extraño sobre temas de política y sociedad, nos hace ser personas curiosas y no tan tímidas.

Tercero, que los lugares que las personas frecuentan los describen como miembros de la sociedad. Por ejemplo las personas que van a la iglesia son las más tradicionales y conservadoras, y probablemente no vayan a ver la última exposición de fotografía al desnudo al MARTE. Y si se trata de la elite de la comunidad católica, tampoco pasarán toda la tarde degustando la comida típica de la plaza. Cada lugar tiene una audiencia muy definida.

Y por último, que la sociedad salvadoreña no se ha dado cuenta de la potencialidad de las nuevas tecnologías. Nadie se ha percatado que nuestras plazas y parques dejarán de existir si no existe tecnología wi-fi. Los jóvenes no estamos dispuestos a perder el tiempo en un lugar que está desconectado y aislado del mundo.
Es obvio que los poderosos, gobernantes y dueños del país no comparten la visión progresista de la juventud.

Ahora, en términos de los problemas que presentan los espacios públicos y desde el punto de vista de que la ciudad es la construcción de todos; El Salvador está muy lejos de lograr que las personas realmente coexistan en la ciudad. Estamos lejos de tener acceso a la tecnología que nos permitiría estar hiperconectados en los espacios públicos y obtener ese sentido de pertenencia que tienen las personas de las grandes ciudades.

En la actualidad las personas en los países primer mundistas se han convertido en ciudadanos glocales, hiperconectados con el resto de ciudadanos y culturas en el mundo. Mientras tanto en El Salvador, las personas que van al museo no son las mismas que van a la iglesia y las personas que van a la iglesia no son las mismas que van a la plaza. Vivimos en pequeñas burbujas.

Sobre Project Anthropos

En este blog encontrarás ideas y reflexiones sobre las personas y su entorno cultural. Desde la manera de actuar y comunicarse, hasta las características de los espacios públicos como escenarios de la cultura. Y sobre todo, sobre el mundo de significaciones propias que ayudan a las personas a crear su identidad cultural.

viernes, 17 de julio de 2009